11 mayo 2007

Melancolía

La semilla del pesar germina imparable en mi corazón. Trato de ignorarla, pero la pena parasita cuerpo y mente, se riega con sudor y lágrimas, se nutre de nostalgia y miedos relegados en oscuros rincones de la memoria, se calienta con la luz de la mirada perdida. Sus raíces envuelven las vísceras, encorvan la médula, asfixian los pulmones como un veneno de efecto lento. El coraje huye ante el oscuro cielo de tormenta y la esperanza agacha la cabeza ante el panorama desolador. El alma desnuda pide socorro, pero el eco de la última voz amiga resuena en la lejanía y se pierde.