Femme fatale
"¿Te interesa saber lo mucho que te odio? Te odio de tal modo que buscaría mi perdición para destruirte conmigo"
Gilda (Rita Hayworth)
Charlie, sírveme otro Margarita, por favor. Es curioso que el mundo haya cambiado tan poco... Las mujeres nacemos para ser princesas o putas. Y es que la visión del mundo sigue siendo en blanco y negro, y a mí la vida me ha puesto en el segundo grupo de féminas, por suerte. Sí, me considero afortunada, porque no nací para formar una familia y esperar a que mi maridito vuelva del bar para servirle la cena. Gracias Charlie. Soy yo la que está en el bar con todos los maridos, y veo que esa vida perfecta y ejemplar, como sacada de una serie americana, realmente es una farsa. Por lo menos, no me engaño. Al fin y al cabo, ¿qué, sino la falta de amor, es lo que llena los bares? Fíjate, sin ir más lejos, en los hombres acodados en esta barra. Algunos babosos no han dejado de mirar mi escote desde que me senté, les basta un simple suave contoneo de mis caderas para contentarse. Y luego están esos tipos duros que me miran de soslayo. Para ellos soy una presa bella y difícil a la que urdirán mil artimañas para seducir, cosa que me divierte. Me provoca cierto placer pérfido ver cómo su compostura va cayendo al ver que cada estrategema falla, hasta la desesperación. Ignoran que nunca lograrán enamorarme. Sólo una vez en la vida amé a alguien. Me acosté con muchos tipos para olvidar aquel amor, aunque en cada uno le busqué a él. Pero, en fin, todo eso es agua pasada, vamos a divertirnos. Por cierto Jimmy... ¿te he dicho alguna vez que tienes una sonrisa preciosa?