12 febrero 2007

Plenilunio

"Lo único que hace emocionante el matrimonio es la infidelidad"
Oscar Wilde



Se enfundó su abrigo negro y sus pasos le llevaron a aquel rincón del mar que tantas veces había contemplado con su mujer. El aire repleto de salitre entraba por sus fosas nasales alcanzando su boca, salándole la lengua. Respiró hondo... Todo el oxígeno del mundo era insuficiente para calmarle. Presente y pasado se mezclaban en su mente. ¿Cuándo comenzaron a ir las cosas mal? Culpa, angustia, desamparo. Sus pensamientos fluctuaban, rozando la delgada línea que separa la locura de la cordura. Si hubiera sabido que el precio del engaño era tan elevado, nunca hubiera sido infiel. Tan sólo ocurrió una vez, pero sus remordimientos le estaban carcomiendo la mente. El único testigo de su infidelidad fue el gato negro de su esposa que contempló la escena impasible con sus ojos verdes clavados en él. Aquella escena estaba atormentándole, necesitaba un remanso de paz. Contempló la luna llena, límpida, quebrando la negrura del firmamento. El suave halo de luz del plenilunio iluminó sus pálidas manos. Sus uñas aún estaban manchadas con la sangre del gato...