El asalto

El impacto de una hoja blanca en el parabrisas me sacó de mis pensamientos. Al solitario folio estampado contra la luna de mi coche, le siguieron cientos de folios blancos sobrevolando el negro asfalto. ¿Qué ocurría? Deceleré con precaución, buscando el foco de tanto papel, y al girar la curva, encontré la respuesta. Un Audi TT volcado en la cuneta era el origen de aquel fenómeno extraño. Frené en seco en el arcén y salí a socorrer a la posible víctima. Mis piernas flaqueaban ante la posibilidad de contemplar un espectáculo dantesco. Los cabellos dorados de una chica asomaron por la ventanilla del conductor, y segundos después, su minúsculo cuerpo se escurría entre los hierros de la puerta y el techo del vehículo, gateando luego por la carretera.
- ¿Se encuentra bien, señorita? -pregunté. Como impulsada por un resorte, la chica se incorporó del suelo, sacó un arma de sus medias negras y me apuntó con la pistola en la frente. Todo ocurrió en una fracción de segundo.
- Al coche - dijo. Aquellos ojos felinos que me escrutaban parecían no andarse con bromas. Obedecí sin chistar. Su rostro presentaba un extraño halo de misterio y embrujo, y a pesar de que el cañón de la pistola era un incentivo aplastante para acatar sus órdenes, creo que hubiera hecho cuanto ella me pidiera. Estaba ante una de las mujeres más bellas que había visto nunca.
- ¿Has visto la película de "Bonnie and Clyde"? -me preguntó. Asentí con la cabeza, mirándola de reojo. Ella recolocó el arma en el liguero que rodeaba sus torneadas piernas, y con una pérfida sonrisa dibujada en su cara, me miró y continuó diciendo - Entonces ya sabes cuál es tu papel, querido.
3 comentarios:
Me gustan tus finales inesperados, mujer que no duerme nunca.
Te dejo un abrazo dominguero
Petra
muy bueno mujer insomne, no he tenido la suerte de encontrarme con bonnie
Veo que el insomnio es muy fructífero!
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