23 julio 2011

Farewell, Amy

22 septiembre 2007

La canción

Le ví a lo lejos, paseando por el barrio, y una sonrisa se dibujó en mi cara, el reencuentro con los viejos amigos siempre es grato. Apenas había cambiado. Algunas pequeñas arrugas comenzaban a surcar sus ojos, pero seguía conservando el mismo atractivo de siempre. Nos fundimos en un cálido abrazo y como en los viejos tiempos nos dirigimos a aquel banco, lugar de interminables charlas y filosofías disparatadas, el balcón de los personajes más extravagantes de las noches de la ciudad. Comenzamos a hablar de nuestras vidas, hacía cinco años que no nos veíamos, quizás más, ya ni recuerdo cúando fue la última vez que nos juntamos. Pasaron horas y horas, como antes. Por un momento, se hizo el silencio, que él rompió tarareando una canción.

- Y cómo deshacerme de tí si no te tengo, como alejarme de tí si estás tan lejos... -

- Esa canción... - murmuré. Los recuerdos comenzaron a bombardear mi mente.

- ¿Todavía te acuerdas?- me miró sorprendido.

-Cómo encontrarle una pestaña a lo que nunca tuvo ojos, cómo encontrarle plataformas a lo que siempre fue un barranco... -sonreí- Claro que la recuerdo, la cantabas mucho después de nuestro pequeño affaire.

- Sí, fue una época extraña. Yo estaba mal después de dejar a Laura, y apareciste tú, como una pequeña elfa debajo de una seta - se echó a reir- y te empecé a mirar con ojos distintos. No fue un buen momento para empezar una historia de amor ¿verdad? Así fue de corta, claro. Siempre me ha quedado esa espinita contigo, no quise hacerte daño.

- Eso pasó, queda ya tan lejano... Además, con el tiempo me di cuenta de que aquella canción nunca fue para mí. ¿Aún la echas de menos?

- [...]

- La callada por respuesta. Eres un sentimental.

16 septiembre 2007

Eppur si muove...

Salto zancadillas inesperadas, no esperes tumbarme, soy frágil en apariencia, pero, por dentro, dura como el acero. Maldigo mi existencia cada vez que los arañazos de un viejo enemigo me pillan desprevenida y me hacen saltar un par de lágrimas. Ahora bien, podría llorar de rabia contemplando las noticias en el televisor, con este mundo cuasi-infecto, inundado de guerra, soledad y odio. Me extraña que la Tierra siga girando...

...Eppur si muove...

Y sin embargo gira... cada vez que me retiras el pelo en mitad del duermevela para darme un beso de buenas noches. Sigo quieta, no me muevo. Sé que estás ahí. Eso basta.

29 julio 2007

Homenaje

El segundero del reloj parece anclarse esta tarde. El calor es sofocante en el bar. Una anciana de inusual belleza, algo desdibujada por la edad, fuma con parsimonia en una mesa acompañada de su vermut. Las puertas de la taberna se abren y entra una mujer de cabello oxigenado y vestido ceñido pidiendo cambios para comprar tabaco. Algunos hombres del bar siguen con atención la inclinación de su cuerpo para recoger la cajetilla en la máquina. La rubia neumática abandona el establecimiento sin decir una palabra.

- Estas mujeres que pretenden ser sensuales no son más que una caricatura de sí mismas - farfulla la mujer mayor soltando una bocanada de humo.

- Abuela, no sea mala - contesta con un guiño el camarero.

- ¿Mala? - sonríe la abuela - ¿Yo? Si acabo de escuchar cómo vosotros la llamabais "La Gamba", porque sólo merece la pena por su cuerpo... Anda, ¡no me vengas con pamplinas! Qué quieres que te diga, hoy en día la picardía y el erotismo son dos conceptos que parecen estar muertos. Todo es demasiado vulgar, evidente, se ha perdido el sentido lúdico de la seducción.

- No creo que sea para tanto, mujer.

- Chico, eres muy joven pero si supieras quién soy y cómo era yo a la edad de esa chica recauchutada que acaba de entrar, sabrías que hablo con conocimiento de causa - susurra la anciana con aire misterioso al camarero -

- ¿Quién es usted? - pregunta el camarero intrigado.

- Mi nombre es Bettie Page, encantada de conocerte... perdona, ¿tu nombre?

11 mayo 2007

Melancolía

La semilla del pesar germina imparable en mi corazón. Trato de ignorarla, pero la pena parasita cuerpo y mente, se riega con sudor y lágrimas, se nutre de nostalgia y miedos relegados en oscuros rincones de la memoria, se calienta con la luz de la mirada perdida. Sus raíces envuelven las vísceras, encorvan la médula, asfixian los pulmones como un veneno de efecto lento. El coraje huye ante el oscuro cielo de tormenta y la esperanza agacha la cabeza ante el panorama desolador. El alma desnuda pide socorro, pero el eco de la última voz amiga resuena en la lejanía y se pierde.

28 abril 2007

El asalto

Debía ser el único imbécil de los alrededores que iba a trabajar un día de fiesta, y sobre todo, tan temprano. Un chivatazo me había despertado anunciándome el robo de la fortuna de los Martorell, un poderoso matrimonio dueño de un emporio bancario, en su apartamento de lujo en el barrio de Gracia. Aquella era una noticia bomba, así que volé hacia el coche para llegar al lugar de los hechos antes de que se plagara de reporteros y curiosos, son gajes del oficio. A pesar de la somnolencia por el madrugón, resultaba agradable conducir por la carretera de la Costa Brava, siempre tan abarrotada, y ahora insólitamente desierta. El sol comenzaba a agrietar con sus rayos el horizonte.

El impacto de una hoja blanca en el parabrisas me sacó de mis pensamientos. Al solitario folio estampado contra la luna de mi coche, le siguieron cientos de folios blancos sobrevolando el negro asfalto. ¿Qué ocurría? Deceleré con precaución, buscando el foco de tanto papel, y al girar la curva, encontré la respuesta. Un Audi TT volcado en la cuneta era el origen de aquel fenómeno extraño. Frené en seco en el arcén y salí a socorrer a la posible víctima. Mis piernas flaqueaban ante la posibilidad de contemplar un espectáculo dantesco. Los cabellos dorados de una chica asomaron por la ventanilla del conductor, y segundos después, su minúsculo cuerpo se escurría entre los hierros de la puerta y el techo del vehículo, gateando luego por la carretera.

- ¿Se encuentra bien, señorita? -pregunté. Como impulsada por un resorte, la chica se incorporó del suelo, sacó un arma de sus medias negras y me apuntó con la pistola en la frente. Todo ocurrió en una fracción de segundo.

- Al coche - dijo. Aquellos ojos felinos que me escrutaban parecían no andarse con bromas. Obedecí sin chistar. Su rostro presentaba un extraño halo de misterio y embrujo, y a pesar de que el cañón de la pistola era un incentivo aplastante para acatar sus órdenes, creo que hubiera hecho cuanto ella me pidiera. Estaba ante una de las mujeres más bellas que había visto nunca.

- ¿Has visto la película de "Bonnie and Clyde"? -me preguntó. Asentí con la cabeza, mirándola de reojo. Ella recolocó el arma en el liguero que rodeaba sus torneadas piernas, y con una pérfida sonrisa dibujada en su cara, me miró y continuó diciendo - Entonces ya sabes cuál es tu papel, querido.

13 abril 2007

Decisión ¿definitiva?

Nunca pensé que la despedida sería tan dura, pero después de tantos años de convivencia, debo decirte adiós. Te aseguro que ésta ha sido la decisión más difícil y drástica que he tomado nunca. Quizás por eso dudo cada segundo, cada minuto, cada hora del día, y me cuestiono si hago lo correcto. Sí... sé que añoraré tu presencia hasta que me duelan las entrañas... Pero, ¿cómo no extrañarte si fuiste el alma de mis más animadas charlas, la calma en mis momentos de ansiedad, mi inseparable compañía en los momentos tórridos y sensuales? En fin, el mundo sigue girando, aunque no dudes que la vida ahora será más insípida, más vacía, más fría sin tí. Y es que duele tanto tu ausencia, tabaco...