17 septiembre 2006

Amnesia (I)

Volvió a mirar por enésima su carnet de identidad para recordar quién fue.

Nombre: Alicia
Primer apellido: Suárez
Segundo Apellido: Moreno
Nació en Santander el 9-08-1978
Hija de Manuel y Carmen

Sólo veía números y datos. Códigos crípticos que le impedían entender quién era ahora. Desde su salida del hospital, había intentado recordar una y otra vez qué tipo de persona fue antes del accidente, pero en su mente se creaba una densa niebla imposible de atravesar y todo seguía como antes. En aquella casa ni siquiera había fotos, ni cuadenos ni diarios que le pudieran dar una mínima pista de su antigua vida, de su personalidad. Cada objeto era un enigma. Salir a la calle se había convertido casi en un reto. Mucha gente le saludaba por las calles. Ella se limitaba a sonreir y corresponder el saludo, para luego salir huyendo para evitar una violenta conversación con aquellos amables desconocidos.

Mario insistía en que tenía que llevar una vida normal, salir a la calle para superar sus miedos. La vida seguía y no podía obsesionarse con recordar su pasado, tenía que vivir el presente y construir un futuro. Alicia se abrazaba a él, como el que se agarra a un clavo ardiendo. Tampoco recordaba su vida anterior con ese chico cariñoso y amable que decía ser su novio, pero él le proporcionaba una sensación de refugio y calma que contrastaba con la angustia que le provocaba su laguna mental. Se había convertido en el eje de su vida.

Aquel sábado Mario había tenido que ir a trabajar a la oficina. Volveré después de comer, no te preocupes. Le besó en la frente y se marchó. Alicia cogió un libro de las estanterías, "Los diez negritos" de Agatha Christie. Pasar la mañana disfrutando del relato de un juego macabro le pareción buena idea. Se sentó en el sofá de cuero verde y abrió el libro. Un recorte de periódico se deslizó entre las hojas y cayó al suelo. Alicia se apresuró a recogerlo. La empresa Intelec recibe el premio Innovación 2003... leyó. Aquella noticia tenía ya tres años. En el recorte aparecía una imagen del grupo premiado.

- Anda, si está aquí Mario- sonrió contemplando su rostro en la fotografía del diario- Qué joven se le ve... Y mira... ¡ésta soy yo! Ya era hora de que me viera en alguna fotografía. Un momento - frunció el ceño- ¿A quién estoy agarrada? Dios mío... ¿Quién es éste hombre?

Aquel rostro le resultaba vagamente familiar. Un extraño presentimiento le agarrotó el pecho.

4 comentarios:

Blogger Unknown ha dicho...

Cuanto desearia olvidar mi pasado, borrar los rostros que me vieron. Caunto desearia sumergirme en un presente incierto y tonto. Eliminar mi yo del yo que concibo en el presente. Cuanto desearia poder tener amnesia y escapar de mi.




Pronto vuelvo...

6:23 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Yo por suerte tuve amnesia de verdad jajajj no es broma.


Muy buena vida para vos.

10:14 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Casi diría que quisiera haber escrito un post tan bueno como este en la historia de Nadia, pero como en realidad Nadia se escribe ella sola y yo me limito a mirar, diré que has escrito algo que sería incapaz de no admirar. Ya sabes cuanto me gustan este tipo de historias.

Un beso.

5:30 p. m.  
Blogger Insomne ha dicho...

El pasado no se puede cambiar, es irremediable, pero el presente ¿por qué no, Isaac? Creo que los mejores supervivientes son aquellos que son más plásticos, más adaptativos.
Muchos besos.

Me has intrigado con la historia de tu amnesia, crítica32. Como dices que fue por suerte, supongo que no fue traumática. ¿Olvido forzado?
Un fuerte abrazo.

Gracias enfant terrible. No diría que la historia de la díscola Nadia se escribe sóla. Detrás de ella, hay una mirada atenta a sus movimientos que la intenta comprender. Como a veces no la entiende, entonces Nadia es misteriosa, y eso es lo bello.
Sigo leyéndote, es un placer.

10:02 a. m.  

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