04 agosto 2006

Desde la sombra (II)

Era septiembre del año 1984. Yo acababa de cumplir diez años y nos habíamos mudado a un pueblo cercano a Barcelona. Mi primer día de colegio fue un auténtico infierno. Todos los niños jugaban a fútbol en el recreo, mientras yo comía un bocadillo sólo en una esquina. De repente, un grupo de mayores hicieron corro en torno a mí. Era el nuevo, y claro, como en todo sistema social, debía aprender quién mandaba y quién obedecía. Todo empezó con unas burlas. Yo callaba, preferí no provocar a aquella panda de salvajes. Pero el asunto se puso feo cuando alguien me pegó un empujón y yo hice amago de pegarle un puñetazo. Me trincaron de los brazos y comenzaron a patearme. No tuve tiempo ni de que me saltaran las lágrimas. De repente, un chico de tez morena, bajito, menudo, apareció en medio del barullo. "Así ya podréis, nenazas, seis contra uno" dijo. El que parecía el líder se acercó a él. El resto me soltó y yo me quedé en el suelo, magullado, atónito por aquella nueva escena. Un nuevo corro se formó entre el aparente líder y el recién llegado. El jefe de los salvajes le sacaba dos cabezas al moreno, pero esto parecía importarle bien poco. Sus puños estaban crispados, su mirada clavada en el líder echaba fuego. En un visto y no visto, el pequeño cogió impulso y embistió con todas sus fuerzas sobre el estómago de su contrincante, que cayó al suelo con la respiración cortada y los ojos en blanco. El patio del colegio es un reflejo de nuestra condición más animal. Caído el lider en pelea, el vencedor se ensalza como nuevo jefe de la manada. Nadie más volvió a meterse conmigo. Y así comenzó mi estrecha amistad con David, El Cangrejo.

De los años siguientes en el colegio guardo un buen recuerdo. A los trece años descubrí que las niñas dejaron de ser compañeras de juego para transformarse en un oscuro objeto de deseo. En mi aula había una chica de larga melena rubia y ojos claros, Laura, que me volvía loco. Fue mi primer amor y con ella descubrí por primera el maravilloso juego de los cuerpos desnudos. Fue un sábado por la tarde, mientras paseábamos por el monte a solas. Me hubiera gustado que aquel momento hubiera sido romántico, la chica realmente me gustaba, pero con mi efervescencia hormonal y ese cuerpo pálido y hermoso frente a mí, más bien fue un aquí te pillo, aquí te mato. Luego Laura se fue con un chico de veinte años. Las adolescentes siempre prefieren chicos mayores, se supone que son más maduros, aunque pondría mi mano en el fuego a que aquel chico pensaba lo mismo que yo: sexo. Con esa edad los males de amores duran más bien poco, y a las pocas semanas ya iba correteando tras otras faldas.

Aquellos años de adolescencia David y yo éramos como uña y carne. Por alguna extraña razón, El Cangrejo acababa siempre con malas compañías. A mí me divertía aquel rol de chicos malos, sabía distinguir bien cuál era el límite de aparentar y ser. Las primeras juergas bañadas en alcohol se nos quedaron cortas en seguida. Pronto llegó la cocaína y con ella, nuestras primeros contactos con gente peligrosa. El Cangrejo nunca tuvo consciencia de peligro, jamás. Vio que igual que él consumía, la gente de su alrededor también lo hacía, y aquello podría ser un buen negocio. Preferí mantenerme al margen de los trapicheos del Cangrejo, un punto de mi sentido común me decía que aquello podría meterme en problemas. Y así lo hice, El Cangrejo se iba forrando de billetes con sus negocios, y su entorno de amistades (por llamarlas de alguna forma) se hizo cada vez más misterioso, más siniestro. Pensaba que mi postura neutral no me traería problemas, pero no tuve en cuenta que esta situación podría conllevar daños colaterales...

5 comentarios:

Blogger Arte ha dicho...

entretenido, y por supuesto, su contenido, no?

3:50 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

ja, muy entrete me matuviste en pleno relax ya que esta mañana me espera una de trabajo de la gran madre.


Muy buena vida para vos.

6:28 p. m.  
Blogger Unknown ha dicho...

...



Laura


...


Espero volver...

3:58 p. m.  
Blogger Pildora ha dicho...

huellas...

9:06 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Como estas? pasaba para leerte en algo nuevo.

Muy buena vida para vos.

11:24 p. m.  

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