07 noviembre 2006

No

La última llamada fue la detonante. Él le comentó que podrían ir a casa de Marta y Alberto, hacía mucho que no los visitaban. Con aire indiferente le contestó que estaba de acuerdo, luego se verían, y colgó. Otra vez las mismas caras, la misma gente. Su vida se había convertido en una espantosa cuadrícula en la que cada momento estaba programado al minuto. Sabía cuando iría a cenar o de vacaciones. Sabía cuándo haría el amor, dónde le besaría, cómo le tocaría. Su vida era absolutamente predecible, carente de sorpresas. El aire le asfixiaba, aunque sabía que sus pulmones funcionaban a la perfección. La falta de misterio le quitaba el aliento y algo se estaba pudriendo dentro de ella. Olía a muerte. Muerte en vida. Se dirigió al coche como un autómata, respiró hondo y agarró firmemente el volante. No tenía ningún plan, ningún destino, pero ése era su impulso para huir. Ni siquiera derramó una lágrima. Ningún pensamiento nubló su mente. Sólo deseaba escapar, matar la mujer que fue para resurgir como el ave fénix y seguir su camino hacia la libertad.

12 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Detras de cada cosa que se hace se esconde un motivo. Varios debe de haber detrás de esas sílabas que enlazas con la suavidad de tu estilo, yo le sumo además el del gusto por leerte pero más aun el de notarte cerca.

He estado apartado pero no he dejado de escribir. Los post en mi blog solo han sido experimentos, pensaba que nadie se acordaría de visitarme y ya ves, me equivoqué gratamente.

Si te digo que me alegré mucho de verte otra vez en mi blog no lo tomes como un cumplido, tómalo como una verdad y harás lo correcto.

Me gustaría tener tu e-mail, no sé si a ti te gustaría dármelo, el mío ya lo sabes, gemonides@gmail.com

Otro abrazo

11:42 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

A cada personaje (como los tuyos) les llega un momento de epifanía para decir NO y largarse... Me ha gustado mucho lo de vida = espantosa cuadrícula. Es un comparación muy acertada. Enhorabuena, Insome!

saludos gratos

12:22 p. m.  
Blogger Insomne ha dicho...

Gemónides, los motivos pueden ser simples distorsiones de la realidad o fruto de mi mente maquiavélica. Me alegra tu vuelta, aunque esta vez los textos sean privados, una lástima. El mail lo verás bajo el fotograma.
Un placer volver a saber de tí. Besos.

Rafael, creo que todo el mundo debe tener una revolución interna, una o varias veces en la vida. No podemos aceptar como dogma lo impuesto, hay que cuestionarlo y volver a empezar de cero. No siempre, claro, pero sí en ciertos momentos. Un abrazo.

10:45 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

La rutina es la droga esnifada por los desquiciados. Siempre hay que circular con el puño bien prieto para estamparlo de cuando en vez en las mesas de los jefes, en los altares de los curas, en los salpicaderos de los taxis, en todas las páginas de los libros mal escritos; porque nunca sabes si la curva siguiente será la última y dejarse en el tintero bilis sin digerir, tiene que producir un desagradable sabor de boca, sobre todo si ya jamás puedes quitártelo. La eternidad es lo que tiene... como te pille con calcetines blancos, así te quedas, colega...

La norma y sus normas sólo están para rebasarlas por el lado exterior, a más de ciento ochenta kilómetros por hora, que es como se ve mejor toda la distorsión que nos rodea; cierto es que también sigue sin intuirse ninguna nitidez, pero por lo menos intentas algo nuevo para comprenderla, para buscar sus resortes, creer encontrarlos y combatir como un peón acorralado. Una forma como cualquier otra de saciar la sed, como los hombres de acción de Baroja. A mí me sirve... a ostias con la vida para evitar el tedio, el desconsuelo... la muerte. La quietud es un don con el que el diablo no ha querido tocarme el hombro, y lo agradezco. Curioso que es uno... ¿Te hace un café?

Pese a la velocidad de las sucesiones de los días, de las noches, de Fibonacci (con las que yo me quedo); lo cierto es que hay un paraíso, yo lo he visto y grité tierra desde ella, por haber encontrado un mar enredado entre su pelo y su flequillo, desde donde te mira a lejos para verte cerca... Joder, sí... y la libertad la rodea con los brazos y te abraza con ellos los días de tormenta. He ahí su misterio...
Yo no tengo dinero para hacer planes... y menos uno de pensiones. Mío sólo tengo un teatro en el que todos los actores del reparto, nada equitativo, por cierto, como todo buen reparto, están sumergidos en el alcohol de unos papeles difusos, componiendo como cabrones borrachos un amago de novela; con lo cual: acelerar sin destino, virar, girar recto, aletargarse con vino e irse para volver a venir, retroceder sentado, ceder el paso a mi sombra en un frenada con línea continua, son la regla más torcida de la casa... hay que tomarse la vida como un mapa en blanco... además de fresco, bueno... y numerar sus cuadrículas con cada viaje por el mundo. A mí me pone. Pero, lo sé, esto ote pone, ote descompone... yo al menos lo tengo claro; y buscar con las pupilas sedientas un acantilado en el que visitar y desnudar de nuevo las letras que me turban y me despeñan, como sirenas con medias negras... una vocal siempre... la primera de ellas; no podía ser otra. Y ahí, dormir cansado y descansar tranquilo... entre sus labios de nana y cuna y cielo de estrellas prendidas por hilos, chispeantes, como un atrapasueños de un niño amanecido en mitad de la madrugada y que tiene el consuelo de unos ojos que le miran mimando, que es la única forma de sosiego que conozco en este valle de montañas invertidas. Siempre hay un lugar al que huir corriendo para hacer una trinchera y pelear por ese terruño de claros asediado de nubes bajas. Yo lo he encontrado... agradecido a los dioses me postro.
A todos el destino nos reserva sorpresas... pero a mí además, unos ojos verdes de menta, sólo hechos para ansiarlos como ansia un huracán los mares en sus días de aburrida calma.

P.D. Por cierto Insomne... ¿has pensado en pasar del relato al cuento, y del cuento a la novela? El bisturí con el que escribes podría trazar unos inquietantes y magistrales tajos. Yo me desangraría por leerlos...
¿Puedo invitarte al cine e intentar convencerte antes de que acabe la película... o eres muy cabezota? Jaja... Podemos ver la saga entera del Padrino, que es muy larga, y así tengo más tiempo para conseguirlo.

Un beso, pequeño oasis bloguero.

11:14 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Pucha la maldita monotonia.


Muy buena vida para vos.

10:00 p. m.  
Blogger Unmasked (sin caretas) ha dicho...

buen relato en pocas palabras.

ahora morirse no sera mucho?

recomiendo el divorcio a la senorita y una buena botella de vodka con un par de amigas mal portadas

un saludo e interesante blog

petra

7:06 a. m.  
Blogger Unknown ha dicho...

Vamos conduci hacia el espejo...
Choca con vos.
DESTRUITE!!

Vamos conduci hacia el espejo y destrui el reflejo que te duele.




Pronto vuelvo...

3:55 p. m.  
Blogger Insomne ha dicho...

Arista, más que como una droga, yo me imagino la rutina como una sustancia viscosa en la que nos vamos hundiendo y ahogando. Pocos se atreven a bracear y salir de ella. ¿Un café o ir al cine? ¿es la inversión de los factores, el último paso del protocolo antes que el primero? Vos siempre me sorprendéis, Don Iñigo, incluso mezclándome entre las hojas de sus relatos. Besos.

Crítica32 (porque creo que aún no eres crítica33), la maldición de la monotonía pesa sobre nuestras espaldas. Sólo nosotros conocemos el conjuro para romper el hechizo. Un abrazo.

Srta. Petra, me agrada mucho verla por estos lares, bienvenida. Estoy absolutamente de acuerdo que unas copas con unas buenas amigas son la mejor terapia contra culaquier mal. Lástima que las penas sepan nadar y vuelvan a salir a flote... Un fuerte abrazo.

Mar, choqué tantas veces con el reflejo del espejo, que en cada golpe, fui perdiendo fragmentos del cristal que me reflejaba. Tal vez con cada golpe, perdía la inocencia. Besos.

12:54 p. m.  
Blogger Unmasked (sin caretas) ha dicho...

Es cierto...insome...pero no se olvide que en algun momento dejaran de flotar y usted no sabra que ha ocurrido con sus penas y a donde se han ido...las buscara abajo del mantel, entre sus sabanas, bajo las mangas de su abrigo... y seran solo parte de un recuerdo en tinta negra..el tiempo, insome, el tiempo gran herramienta con gran poder...lo cura todo...

un saludo desde el tunel del tiempo.

hasta la proxima

petra

8:05 a. m.  
Blogger Jake Gittes ha dicho...

El único problema es que no es tan fácil matar lo que somos. Si se consigue, resurgir es algo casi natural.

4:01 p. m.  
Blogger Insomne ha dicho...

Srta. Petra, estoy de acuerdo con usted que el tiempo lo cura todo, pero queda el recuerdo. Podemos hacer que el recuerdo no duela, no se agarrote en el pecho, no nos obnubile la mente, pero no olvidarlo. Son retales de nuestra vida. Un fuerte abrazo.

Bienvenido, Jake. Claro que es difícil matar lo que somos, pero como dije antes, una vez en la vida nos reinventamos, morimos para renacer más fuertes. Supervivencia, lo llaman. Un beso.

11:38 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

UNA LIBERTAD QUE AYUDARIA A TANTAS COSAS.. UNA LIBERTAD SIN CONDICIONES, UNA LIBERTAD INCLUSO INFINITA, PERO SERIA TANTO PEDIR??

6:50 p. m.  

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