05 junio 2006

Réquiem

No podemos seguir así. Ya no lloraba, es verdad, pero tenía la pena arraigada en el pecho. Hacía todo por inercia: levantarme, ducharme, ir a trabajar, tomar unas cañas, reir... Construía cada día como quien construye un castillo con ceniza. Con un simple soplido, me venía abajo. Te quiero muchísimo, pero no podemos seguir con esta farsa. Me acostaba con otros, pensando que sólo me hacía falta calor humano. Craso error. Cuando amanecía y veía a un desconocido durmiendo en mi cama, me sentía aún más sola. Quizás en cada uno de ellos, te estaba buscando. Lo mejor será que cada uno vaya por su lado. Evitaba pensar en tí, huía de los recuerdos, pero ellos saltaban la barrera de mi fuerza de voluntad y aparecían en la parada del autobús, en el cine, en la playa... El universo se había aliado para recordarme tu ausencia. Esto se acabó para siempre. Repetía estas palabras como un mantra para ver si me convencían, pero no había modo.
Hasta que un día apareció otro amor en mi vida. El amor propio. Me sacudí por dentro y pensé que ni tú, ni veinte tipos como tú, iban a echar por tierra mis ganas de vivir. Al fin y al cabo, sólo hay una vida, y hay que disfrutarla todo lo que está en nuestra mano.
Réquiem por tí.

7 comentarios:

Blogger Javier Alonso ha dicho...

Nada dura demasiado tiempo. Incluso el amor propio llega a resultar aburrido. Al final hay que resignarse. La vida se resume a construir, como tu dices, castillos con cenizas. Solo queda la opción de huir. Huir constantemente de todo, inventar otras maneras de vivir, buscar lo nuevo sin caer en e lintento.

Es la única manera de sobrevivir para no convertirse en una máquina de existir.

Bueno... hay otra opción, pero esa es remota e improbable.

Otro abrazo Insomne

9:54 a. m.  
Blogger PRU ha dicho...

"Hasta que un día apareció otro amor en mi vida. El amor propio. "

Magnífica frase, cómo definir una actitud y una decisión que ha costado tanto, en tan pocas letras!

Felicidades por el blog, y saludos de otro insomne...

5:53 p. m.  
Blogger Javier Alonso ha dicho...

La otra opción es vitalista pero devastadora. Una especie de suicidio sin abandonar el cuerpo. Es algo complicado. Un experimento donde estoy metido. Te hace estar siempre en la cuerda floja, caminar por el filo de la navaja. Lamento no ser más explícito. No pretendo hacerme el interesante, pero es un experimento y no quiero que nadie se implique hasta no conocer las consecuencias. Lo único que puedo decirte es que después de 12 años así no quiero dejarlo. No hay nada de perversiones pero sí experiencias límite. Lo mejor es que te olvides de eso.

Un abrazo

6:21 p. m.  
Blogger Insomne ha dicho...

Es curioso, conozco a alguien muy especial que pensaba como tú hasta hace bien poco. Más concretamente, hasta que se enamoró. Él vivía al límite porque se encontraba bastante perdido, le daba igual todo hasta que la conoció y encontró el norte. Claro, éste es su caso y no el tuyo.
No espero respuestas. Olvido esto respetando tu decisión.
Otro abrazo Gemónides.

8:08 p. m.  
Blogger Javier Alonso ha dicho...

Buenos días Insomne. Espero que el insomnio de esta noche haya pasado entre versos, una copa de vino y el paisaje nocturno de la urbe.

11:19 a. m.  
Blogger La Flaka ha dicho...

El réquiem debería ser por tí, mataste a la que no quería vivir, a la triste mascarita a la pobre muñequita.
Brindo por muchas muertes y muchas resurrecciones más!!
Un abrazo muy muy fuerte, hasta pronto.

3:48 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

el narcisismo (...) y el resentimiento van siempre de la mano
los hombres escuchan con total naturalidad estos pecados femeninos


germonides: tu "experimento" llamemoslo "zombie" por si no te diste cuenta, lo experimenta la humanidad entera desde hace siglos... y, por cierto, no hace falta que lo pidas- la humanidad entera lo ha olvidado...

9:20 p. m.  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio